Todo comenzó con el encuentro de la ovejita perdida Vesna Senicnjak con uno de los integrantes de Aljibe-Pozo, Ivo Jularic. Encuentro que cambiaría la vida de Vesna y de su hijo Goran. Reconociendo en ello la Voluntad de Dios, hemos decidido ayudarles. Mi primera impresión fue de temor, al ver todo el trabajo que había que hacer en la casa. Pero la alegría estaba esperando del otro lado de la balanza. ¿Hay algo más hermoso que hacer felíz a alguien, que conlleve sentirse también uno felíz? Hemos tenido que aprovechar esa pasión que nos había envuelto y colocarla al servicio de un proyecto concreto para ayudar a una madre e hijo, para que sus vidas sean de una dignidad más plena.
Cuando el hombre dice que su felicidad no tiene fin, podemos decir que no es lo mismo esta felicidad que la felicidad eterna. Al contrario de la eterna felicidad está el sufrimiento eterno, un sentimiento en el cual se zambullen no pocos, del cual no ven una salida.
La señora Vesna vive con su hijo Goran en una pequeña y derruida casa sin agua potable ni ventanas, como tampoco una puerta de entrada en condiciones. El techo tiene goteras, no poseen cuarto de baño en donde asearse, como tampoco donde cocinar... Ellos viven de la ayuda social y no poseen ninguna otra fuente de ingresos, por eso se encuentran obligados a buscar ayuda de los demás.
Hoy en día, esta pequeña casa sigue estando llena del espíritu de humildad, dignidad, oración, agradecimiento, pero con el agregado de un nuevo techo sin goteras, con grifos en su casa, con un cuarto de baño.
Esta pequeña casa desgastada preserva la dignidad a su única habitante, pero aquélla no le puede proporcionar demasiada comodidad. Las goteras en el techo y el agua corriendo libremente por las paredes empapa todo el suelo. Tiene agua pero no del grifo exactamente, no existe un cuarto de baño. Pero todo parece ordenado, ya que Neda no se rinde.
Los primeros cristianos eran „un sólo corazón y una sóla alma“ y nosotros somos la continuación de aquellos seguidores de Cristo, por eso mantengamos la sencillez y socorramos a nuestra hermana en Cristo, con la ayuda del Espíritu Santo, para proporcionarle una vida digna, una „vida en plenitud a medida del hombre“.