Zdenac - Pokret Misionara Milosrđa - Meditaciones bíblicas

Un alma enamorada de Dios escucha atentamente cada una de sus palabras y responde con las mismas palabras. Porque el amor usa las mismas palabras en sentido contrario.

Así como el Espíritu Santo le fortalecía a Jesús, también nos fortalece a nosotros en nuestra vida. Necesitamos orar y abrir nuestro corazón para que la gracia de Dios pueda obrar en nosotros. Vivamos nuestra fe renovando nuestra promesa bautismal todos los días, confirmándola a través del testimonio, las obras y la fe.

Para poder considerarnos de Dios, elijamos personalmente a Dios, aceptemos a Jesús como Dios y aceptemos conscientemente los evangelios como las reglas de la vida. Jesús todavía hoy viene a nosotros como a suyos. No podemos pertenecer a Dios por nombre y hacer cosas que no son de Dios por vida. Puede sucedernos que no recibamos al que nos envió el Padre.

Son los elegido de Dios que tiene un corazón misericordioso. Permanezcan así y crezcan en virtudes como la bondad, la humildad, la gentileza, la paciencia… Muestren y digan a todos lo importante que es la familia, lo sagrada que es esa comunidad, que cada persona en ella tiene dignidad y el derecho al respeto.

Que nuestro ministerio vaya acompañado de oración: ¡ Que tu mano proteja a tu escogido, al Misionero de la Misericordia que tú fortaleciste. No nos alejaremos de ti:
danos vida, para que invoquemos tu nombre.

Con mansedumbre y abnegación ragalamos Jesús a nuestro prójimo - Jesús quien, a través de nosotros y nuestros bienes, resuelve las angustias de la vida de los que están en nuestra casa, nuetro barrio, misiones, que son nuestros enemigos.

Dios espera nuestra colaboración en el cumplimiento de su Reino, que había empezado con Jesús. Somos invitados a vivir la verdad del Evangelio para ser los voceros de la Verdad  y testigos de la Luz en la tiniebla del tiempo en el que vivimos. Sé que no nos sentimos dignos ni preparados para esta gran obra, pero Jesús nos necesita. Si nos animamos a entregarnos  y a poner todo al servicio de Cristo, entonces en nosotros se reflejará la gloria del Señor y Cristo se glorificará. 

La virtud de SER MODERADOS en todo, incluso en las preocupaciones de la vida, hace que nuestra alma y cuerpo sean capaces de estar DESPIERTOS con el fin de velar y de esperar a Jesús que viene de manera oculta cuando menos lo esperamos, en una forma que no refleja su poder divino.

A nosotros, que le servimos y hacemos lo que a Él le gusta, Jesús nos invita a que en “la nube” de la índole humana de cada persona, le sirvamos a Él quien es. Que nuestros ojos, orejas, manos, corazón y boca corporales sean canales para nuestros ojos, orejas, manos, corazón y boca espirituales, en la comunicación con el Hijo del Hombre cuyo reino no pertenece al orden terrestre.